Tic, tac, tic, tac...
así es como empezamos muchos de nosotros el día, mirando el reloj con el ojo medio abierto pudiendo ver qué hora es y después levantándonos de la cama (unos mas rápido y otros mas despacio). El reloj es quién marca la rutina, los qué aceres y por ello, vivimos pendiente del reloj, de la hora.
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